Después de haber descansado de las fiestas oportunas y tomar conciencia de que estamos en 2012. Toca hacer balance de lo vivido en 2011.
Me siento afortunada por todo lo acontecido, aunque no todo ha sido fácil pero el esfuerzo mereció la pena.
Mereció la pena el haber pertenecido a la Comisión de los DED, el compartir todo aquello con otras personas, la cara de los jóvenes al recibir la Cruz, el organizar el encuentro con los peregrinos para JMJ, no puede estar presente pero si lo pudieron disfrutar otros. Esas idas y venidas a Barcarrota, Mérida, Badajoz y como no Olivenza para reunirme y trabajar todo esto con personas maravillosas que significan mucho para mi.
Esas tardes de verano de estudio, sin vacaciones, sin fines de semana... me demostré a mi misma que si quiero algo, puedo conseguirlo.
La criticas, las malas caras pero también la sonrisa y las felicitaciones por la gran oportunidad brindada. Una muestra de gratitud por los años trabajados, la cual voy a aprovechar.
Y sobre todo mi familia, el 2011 me trajo un tesoro y el 2012 me compensa con otro.
¿Es o no para estar agradecida?
¿Qué pedirle al 2012?
Ilusión, esperanza, salud, amor...
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